La primera reflexión que deberíamos hacernos argentinos y uruguayos, es quién en su sano juicio hubiera imaginado un cuadro de situación como el actual, digno del “realismo mágico” latinoamericano: por un lado “tanques del ejército, para qué y contra quiénes…” y por el otro “muros y cortes en rutas que fueron construidas para la integración…”
La irracionalidad y el absurdo nos han invadido. Es hora de parar esta escalada de la insensatez, que puede devenir en tragedia… para lo cual deberíamos, antes que nada, hacer lo más elemental entre dos pueblos hermanados por una historia común: DIALOGAR.
Y en ese diálogo tratar de acordar ciertos principios básicos:
Que no puede haber vencedores ni vencidos,
Que la historia y el presente nos reclaman una clara vocación de integración y de grandeza,
Que todo deber ser resuelto en el ámbito del MERCOSUR. Dentro del MERCOSUR todo, fuera del mismo nada,
Que debemos mostrarnos unidos y abiertos ante la comunidad internacional; pensando, diseñando y ejecutando proyectos comunes que signifiquen mejorar las condiciones de vida de nuestros pueblos,
Que toda inversión será bienvenida, en tanto respete las condiciones fijadas de común acuerdo entre nuestros países, utilizando los más altos parámetros de protección de nuestro medio ambiente, apelando a los más calificados expertos internacionales,
Que debemos (ya que los diferentes gobiernos no lo hicieron antes) establecer una legislación mercosureana muy estricta (la reciente creación del Parlamento es una oportunidad para este y otros temas pendientes) en todo aquello que pueda afectar nuestro presente y sobre todo las generaciones futuras, que no pueden ser perjudicadas por la desidia y la irresponsabilidad de los que tienen que tomar decisiones hoy.
Que recordando, no ya a nuestros Libertadores, sino a nuestra gente de la cultura popular rioplatense, que hace tiempo firmaron una declaración en donde nos decían: “que doscientos años de historia común merecen una actitud coherente de parte de dos gobiernos que están al frente del desafío de esa historia y de sus sociedades. La democracia es el diálogo y el consenso aún en un contexto de diferencias”
No cabe menos referirnos con dolor a los sucesos que protagonizaron los presidentes Néstor Kirchner y Tabaré Vasquez, durante la Cumbre Iberoamericana en Santiago de Chile. Y es por ello que nos resultan apropiadas las palabras del periodista Fernando González expresadas en el diario Clarín del sábado 10 de noviembre de 2007:
“Llora Gardel y también Zitarrosa.
Lloran los argentinos y los uruguayos, que forjaron la historia y la cultura rioplatense por este presente de palabras hirientes y de fronteras cerradas. Lloran San Martín y Artigas; y lloran Gardel y Zitarrosa, como lloran Cortazar y Benedetti y lloran también el pelado Cordera y Jorge Drexler, que le cantan a la madre tierra y a la vida con exquisitez. Pero no hay nada que hacerle. Este final patético se veía venir desde que Kirchner habló en el corsódromo de Gualeguaychú para sacarle el jugo a la preocupación de los habitantes ribereños. Y se desparramó cuando Tabaré comenzó a ceder ante el apuro de Botnia por encender las chimeneas de Fray Bentos. Se lo veía venir, pero igual duele”